La diferencia fundamental que generalmente marca la brecha entre éxito y fracaso, es usualmente la cultura, pero esta cultura de por sí implica varios aspectos relevantes de la misma, tales como son, qué es cultura y como se adquiere esta.
Pues bien, la cultura no es otra cosa que la forma como nos interrelacionamos socialmente, y como transformamos el mundo, que a su vez nos transforma a nosotros en los seres que somos, y es allí donde aparece la experimentación como proceso de generación de cultura; de este modo se da pues la diferencia fundamental entre los modos de administrar de los japoneses y los americanos, sobre cómo se genera cultura empresarial para el beneficio común de la sociedad, y no solo el lucro de la empresa.
El otro aspecto complejo sobre la sociedad, es sobre como adquirimos la misma, y es allí donde aparece la formación de la persona, la cual es propiciada en gran medida por la educación, cuyo objetivo no es otro que el de ayudar a entender el mundo, y no imponer un mundo (o una perspectiva de este), y esa comprensión del mundo se da mediante el conflicto (no armado), cuyos medios son el cuestionamiento y el diálogo, y este choque tan interesante, como lo es el conflicto entre lo previsto (viejo) y lo crítico (nuevo), lo que puede genera además de educación y cultura, generar conocimiento e innovación, y más importante aún, la forma como haces uso de estas mismas.
Así pues, podríamos decir que es el entendimiento del mundo lo que genera cultura, y para adquirir este entendimiento la educación cumple un papel vital, una vez entendemos el mundo (o una parte de este), es así como la cultura adquirida, las metas propuestas y la coherencia y armonía entre nuestros actos y dichas metas, lo que determina generalmente el éxito o el fracaso (nótese que esto se cumple sin importar cuales sean las metas u objetivos, tal y como la historia lo a demostrado con muchos personajes indeseables que han logrado triunfar en sus objetivos específicos).
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